Servicio de Asistencia al Viajero
Parque Nacional Los Alerces, Chubut

Parque Nacional Los Alerces, de Chubut

La provincia de Chubut es una de las 23 de Argentina. Posee un territorio de más de 224.000 kilómetros cuadrados y es una de las regiones menos pobladas del país, con apenas 2,3 habitantes por kilómetro cuadrado En total, en Chubut viven cerca de 509.000 personas.

Su capital es Rawson y Comodoro Rivadavia es su ciudad con mayor actividad económica.

Chubut está ubicada al centro-sur de la región patagónica, que ocupa casi un tercio del país.

Su pasado se remonta a tiempos extremadamente antiguos, con la comunidad aborigen de los tehuelches o, en boca de los españoles, de los patagones —de ahí el nombre de la región—. Se sabe que hace aproximadamente 6000 años esta comunidad se asentó en la región y surgieron los primeros grupos. Poseían un modo de vida cazador-recolector y se mudaban estacionalmente entre las zonas bajas -orillas de los lagos, por ejemplo- a las zonas más altas -en la cordillera de los Andes-.

En el siglo XVI las costas de esta región —que limita, en el oeste, con la cordillera y, en el este con el mar Argentino— fueron divisadas por primera vez por la expedición al mando de Hernando de Magallanes. Pocos años después, en 1520 Simón de Alcazaba, exploró el territorio y fundó la primera población española cerca de la costa: el Puerto de los Leones.

Árbol

Parque Nacional

El Parque Nacional es un área protegida, Patrimonio Mundial por la Unesco. Esta distinción se debe a sus aspectos superlativos en términos de belleza natural, por su hábitat natural, su biodiversidad y sus especies —todos estos, importante de preservar—. Tiene un área de 259.570 hectáreas y dentro de este territorio se observan algunos de los árboles vivos más antiguos del planeta y animales en peligro de extinción, entre otras particularidades.

El alerce

El alerce o lahuán es la única especie del género Fitzroya de la familia de los cipreses. Charles Darwin le dio ese nombre, homenajeando así al Capitán Robert Fitz Roy, que fue el capitán de la embarcación con la que Darwin dio la vuelta al mundo en la década de 1830.

Por su altura, es el árbol mayor de Sudamérica, alcanzando los 70 metros. El diámetro del tronco llega hasta los 5 metros, aunque en sus expediciones Darwin registró uno de casi 12,6 metros de diámetro.

A causa de la explotación forestal, este tipo de árbol está casi extinto. Por ello, en 1977, se tuvo que prohibir su tala.

Sus hojas son muy pequeñas, de entre 3 y 6 milímetros de largo por 2 milímetros de ancho. Su fruto son unas piñas de unos 7 milímetros de diámetros con una corteza rojiza antiinflamable. El alerce también destaca por su longevidad. El más antiguo del Parque y del mundo está ubicado en el Puerto Sagrario y tiene 57 metros de altura, 2,2 metros de diámetro y una edad de 2600 años.

Pudú
Pudú

Flora y fauna

El bosque es del tipo valdiviano, extremadamente rico en vegetación. Además de los alerces, es el hogar del maitén, del ciprés cordillerano, del radal y del arrayán, entre otras especies arbóreas.

La flora exótica, traída por pobladores europeos, como por ejemplo la rosa mosqueta o la margarita, empezó a crecer sin bordes claros y hoy en día desplazan a las especies originarias.

También, el Parque Nacional, es refugio de muchas especies de mamíferos. Algunas, más o menos comunes, como el puma o el tucotuco habitan la zona. Hay otras en peligro de extinción: el pudú, el gato huiña, el huillín o la nutria patagónica y el huemul. Este último, por ejemplo, es un ciervo natural de la Patagonia y puede observarse en el cerro Riscoso, declarado zona crítica para la conservación de la especie.

Al igual que sucede en otros parques, en la flora de Los Alerces hay variedades introducidas en el pasado que hoy causan un impacto en los bosques: el ciervo dama, el jabalí, la liebre y el visón.

El visón, por ejemplo, fue introducido entre 1945 y 1960 para abastecer al mercado local de pieles. De hábitos carnívoros, ataca aves y crías de mamíferos amenazando así la fauna nativa. De esta manera, animales como el pudú son sus víctimas y eso pone en jaque su existencia.

Quiero que me llamen!
×